La apertura de los archivos nazis: Odessa en Argentina
La decisión política de buscar los archivos nazis está comenzando a rendir sus primeros frutos. En lo que pareciera ser una búsqueda microscópica La Dirección Nacional de Migraciones está realizando un minucioso arqueo de cientos de expedientes .
La decisión política de buscar los archivos nazis está comenzando a rendir sus primeros frutos. En lo que pareciera ser una búsqueda microscópica La Dirección Nacional de Migraciones está realizando un minucioso arqueo de cientos de expedientes, buscando con paciencia los nombres -verdaderos o falsos- con que entraron al país alemanes, croatas, austríacos, holandeses, belgas, franceses, italianos y demás europeos fieles a Hitler.
Sergio Widder, representante para Latinoamérica del Centro Wiesenthal, -al cierre de esta edición- dejó las siguientes declaraciones al programa radial Jaque Mate, en una entrevista de Oscar Raúl Cardoso:
“Quisiera tomar un par de minutos para resumir qué pasó desde el ´92 hasta ahora. En ese entonces, el Presidente Menem firmó un decreto ordenando que toda la documentación sobre la presencia nazi en Argentina que obrara en reparticiones públicas quede a disposición de investigadores, curiosos o interesados particulares”.
Lo recuerdo porque entonces el Canciller Di Tella hizo alarde internacional al respecto.
En ese momento, acompañando esta medida, se presentaron una serie de carpetas -de los servicios de inteligencia, Gendarmería, de Policía Federal-. La mayoría del material eran recortes de diarios o fotocopias de cables de agencias, o sea vergonzoso. Pero había también algunos dossier de la Policía Federal que mostraban cómo algunos grandes nombres de criminales nazis vinieron a la Argentina; entre otros Joseph Menguele, que vivió en Argentina con su verdadero nombre y que tuvo documento de la Policía Federal Argentina con su verdadero nombre. O sea tuvo una cédula como José Menguele.
A partir de ese momento no quedan dudas de que Menguele estuvo en Argentina. Ahora, el decreto de Menem, más que presentar documentos, fue una llave para que los investigadores pudieran ir a reparticiones públicas a pedir documentación y los archivos públicos estuvieran obligados a mostrarla. Entonces hubo iniciativas desde el gobierno, como la CEANA, que impulsó Guida Di Tella, la Comisión para el Esclarecimiento de Actividades Nazis en Argentina, que tuvo algunas cosas muy importantes, otras que nosotros creemos que tendrían que haberse profundizado más, pero que no deben desmerecerse.
Y después hubieron distintos investigadores -periodistas, académicos- que hicieron sus propios trabajos.
En diciembre de 2002, nosotros, creemos que hubo un quiebre, porque se publica un libro que se titula La Auténtica Odessa, de Uki Goñi quien ha hecho un trabajo quijotesco, un trabajo de investigación muy profundo, muy serio, en archivos de Argentina, Estados Unidos y Europa. En su libro Goñi denuncia que algunos de estos documentos que debieron haber visto la luz pública, no lo hicieron. Entre otros, una serie de expedientes de la Dirección Nacional de Migraciones.
Para que se entienda qué son los expedientes, por ejemplo, aparece la ficha de la presencia de Menguele, de su desembarco en Argentina, pero no su expediente.
Menguele, o Juan Pérez, se presentaba en un Consulado argentino en Europa y decía: “quiero ir a la Argentina”. A partir de ahí se abría un expediente. En ese expediente o carpeta se iba juntando todo el papeleo vinculado al pedido de Juan Pérez -si a Juan Pérez le otorgan el ingreso, si se lo deniegan, si se lo deniegan por qué se lo deniegan, si hay algún tercero que dice ‘Juan Pérez no podría entrar pero hagámosle un favor’, quién firma ese pedido. Entonces, en el caso de la Dirección de Migraciones, el problema no eran las fichas sino los expedientes que había detrás. Nosotros solicitamos, en diciembre pasado, unos cincuenta expedientes que Goñi denuncia que les fueron negados. El entonces Director de Migraciones, Hugo Franco, se los negó aduciendo que esos expedientes habían sido destruidos porque eran muy comprometedores para la Argentina. No obstante, yo debo decir que el entonces Ministro Jorge Matzkin impulsó una búsqueda con un perfil muy bajo pero que tomó mucho más fuerza a partir de que el actual ministro del interior, Aníbal Fernández, decidió avanzar con todo. Desde entonces hasta ahora han aparecido dos de aquellos cincuenta expedientes.
Alguien podría decir ‘son los únicos sobrevivientes’; otro podría pensar ‘es la punta del iceberg, todos los demás tienen que aparecer’. Entre los dos extremos están todas las posibilidades, que algunos se hayan destruido y otros se hayan conservado.
Hay otros documentos importantes que son de otras órbitas del Estado, por ejemplo del Ministerio de Relaciones Exteriores. Goñi presenta en su libro copias de una circular que se conoce con el nombre de ‘Circular 11’, del año ´38, firmada por el entonces Ministro de Relaciones Exteriores, Cantilo, donde se ordena a todas las representaciones diplomáticas argentinas en el exterior que denieguen visas de ingresos a judíos. No dice ‘hay que negar el ingreso a los judíos’; dice ‘negar el ingreso a ciudadanos que están siendo perseguidos por su origen religioso’. Pero no hay duda de quién se está hablando.
A comienzos de julio tuvimos una reunión con el Canciller Bielsa donde le planteamos la necesidad de que la Cancillería haga pública esta documentación a la cual Goñi accedió a través de una copia que la investigadora Beatriz Gurevich encontró en una Embajada argentina en Europa. Y Bielsa se comprometió, dijo que le interesaba.
La medida, aunque no se implementa, sigue vigente, por eso revocarla tiene un valor simbólico, pero importante. Una delegación internacional del Centro Wiessenthal, encabezada por Rab. Abraham Cooper y el Dr. Simón Samuel, nos reunimos con el Presidente Kirchner, en los Estados Unidos, inclusive en vísperas de su reunión con Bush, y le planteamos nuestra inquietud sobre el tema.
¿Y la respuesta de Kirchner?
Dijo que el Gobierno va a tomar esto de la misma forma en la que ha avanzado en otras áreas con su política de poner fin a la cultura de la impunidad y promover la total transparencia. Esas son las palabras propias del Presidente. Y me parece muy importante, porque aún cuando sea poco probable encontrar todavía un número significativo de criminales nazis vivos en Argentina, de hecho, hay dos.
¿Cuáles son esos dos casos?
El de un croata que se llama Ivo Rotznitza, que vive en la zona norte del Gran Buenos Aires, y Bruno Cáneva, un fascista italiano que vive en Mendoza, que fue responsable de la masacre de Pedescala: una semana antes del fin de la guerra, fueron asesinados ochenta y un miembros de la resistencia italiana. No es un caso de antisemitismo, sino contra la resistencia, con una crueldad mayor -si es que existe- por el hecho de que la guerra ya estaba terminada y esto fue un acto de venganza más inhumana aún porque ya no había vuelta atrás posible.
Estas dos personas, ¿están sin problemas en la Argentina? ¿No pesa sobre ellos ninguna acción judicial?
No, porque hasta ahora no ha habido impulso a causas en Italia y Croacia. Hubo un pedido de una fiscalía italiana, pero hace falta voluntad política acá. Y nosotros creemos que ahora en Italia hay un gobierno que está interesado, aunque parezca paradójico. Fue Berlusconi quien estaba en el gobierno cuando se impulsó el caso Priebke.
Y nosotros, lo que hemos recibido como respuesta del Presidente y de su gabinete, es que no va haber ninguna traba desde la Argentina, en la medida de que los países -Italia y Croacia- requieran y esta gente esté en condiciones físicas y psicológicas de enfrentar un juicio -cosa que compartimos-. Ahora, en caso de que se hagan exámenes médicos -dado lo avanzado de sus edades- vamos a pedir que sean rigurosos para que no vuelva ocurrir el “milagro de Santiago de Chile” cuando Pinochet, una vez llegado a su país, se levantó de su silla de ruedas “milagrosamente”.
Nota aparecida en el periodico Nueva Sion.
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