miércoles, 23 de mayo de 2012

Chicas peligrosas

etienen a la "Asesina del Kebab" por matar a taxistas
Esther. La policía afgana detuvo en marzo a una supuesta familia de asesinos, acusados de matar a 27 hombres en Kabul y Jalalabad durante los últimos cuatro años. Las autoridades dicen que Shirin Gul, una mujer a la que se le ha puesto el sobrenombre de "la Asesina del Kebab", ha confesado entre rejas, aunque la chica ha negado, en una entrevista con la BBC, su participación en los hechos. Se cree que Shirin, su hijo Samiullah, de 18 años, y su amante Rahmatullah se dedicaban a coger taxis para ir a su domicilio y, una vez allí, invitaban a los conductores a kebabs y té. Les ponían barbitúricos en la comida, los estrangulaban con una cuerda, enterraban el cadáver en el jardín y vendían el taxi en una ciudad fronteriza de Pakistán por 10.000 dólares USA, según la policía. Las investigaciones se iniciaron en junio de 2004 por la desaparición de Haji Mohammed Anwar, un hombre de negocios de 60 años. Anwar habló por teléfono con su primo, cuando se dirigía casa de la pareja para hablar sobre la compra de una propiedad. La llamada es lo último que se supo del empresario. Su cadáver apareció dos días después y los investigadores fueron a preguntar a casa del trío, donde encontraron la ropa y los zapatos de Anwar.
Invitaban a las víctimas a kebabs
En el jardín de su casa de Kabul aparecieron 6 cadáveres enterrados a un metro y medio de la superficie y había otros 18 cuerpos criando malvas en una vivienda de Jalalabad en la que residieron años atrás. Además, bajo el suelo de esta vivienda estaba el cadáver del marido de Shirin, Mohammed Azam, de 60 años. Los investigadores creen que el propio Mohammed formaba parte del grupo criminal hasta que comenzó el romance y lo liquidaron. Tras su muerte, se fueron a vivir a Kabul dejando en el anterior domicilio su peculiar plantación. Rahmatullah ya había sido condenado a 17 años de cárcel por la muerte de otro hombre, cuyo cadáver apareció en Logar. Según los investigadores, la mujer se dedicaba a coleccionar joyas y zapatos con los beneficios.
El fiscal Jefe de Afganistán pide pena de muerte para los tres.
Shirin le dijo a la BBC que sabía que había cuerpos frescos en el jardín, pero que no tenía ni idea de donde habían salido. La mujer dijo que sí sabía que Rahmatullah había matado a su marido, pero que apoyaba este crimen porque el fallecido le pegó durante toda su convivencia marital. También dijo en la televisión británica que su amante se relacionaba con un grupo de asesinos de taxistas, pero que ella nunca le había vista matar a ninguno.

Asesinas en serie
Shirin Gul es la reclusa más famosa de Afganistán y, de confirmarse las acusaciones, se colocaría en un puesto destacado dentro de la clasificación de asesinas en serie de la historia. A los varones asesinos, cuyo principal interés es el beneficio económico que les reportan sus crímenes, no se les suele incluir en las listas de asesinos en serie, casi siempre se les puede encontrar en el apartado "mafiosos", entre los "empresarios emprendedores" o los "matones a sueldo".
Las mujeres, por el contrario, aunque maten por el simple placer de quitarle la vida a alguien suelen aprovechar para sacar algún beneficio. Salvo en el caso de las enfermeras asesinas o de las criminales con síndrome de Munchausen (que pueden liquidar a toda su prole, aunque no tengan seguro de vida), la mayoría de las asesinas en serie matan por dinero o por librarse de familiares molestos, sobre todo maridos. Lydia Sherman (la "Reina del Veneno") mató a 45 personas entre maridos, hijos naturales y adoptivos; Mary Ann Cotton se deshizo de catorce personas, entre los que estaba su mejor amiga, dos amantes y familiares varios o Janie Gibbs, que mató a cinco familiares para cobrar los seguros de vida, son algunos ejemplos. Ejemplos más recientes son la adorable Dorothea Puente y la famosa Aileen Wuornos.
La prostituta Aileen Wuornos, también conocida como la "Damisela de la Muerte", es una de las asesinas más famosas, entre otras cosas, porque los siete hombres a los que mató no eran maridos, sino clientes. Entre 1989 y 1990 se cargó a los siete puteros, según ella, en defensa propia. 
Wuornos fue ejecutada en 2002
Wuornos tuvo una infancia horrible, con una madre que la abandona, un padre pederasta violador... y empezó a ejercer la prostitución en Florida a los 14 años. La policía, en principio, buscaba también a su novia, Tyrea Moore, que posteriormente se convirtió en el principal testigo de cargo. Su primera víctima fue un violador que había cumplido condena, pero siete crímenes en legítima defensa era un número demasiado elevado. Tras escuchar el veredicto de culpabilidad de su primer juicio, Wuornos gritó: "Me violaron, ojalá os violen a vosotros basuras de América".
Arlene Pralles, una criadora de caballos cristiana, la adoptó poco después de su primera condena y contrató a un nuevo abogado. Wuornos explicó que su novia no se conformaba con el dinero que ganaba y que por eso en 1989 dejó de rechazar a los clientes que parecían peligrosos, pero a nadie le importó su explicación. En realidad todos a su alrededor estaban negociando la venta de los derechos cinematográficos de la vida de Wuornos para forrarse: la nueva madre, el abogado, la ex novia y hasta llegaron a dimitir policías del Departamento de Investigaciones Criminales, después de que el sheriff grabara en 1992 una conversación telefónica que habían mantenido los agentes sobre derechos cinematográficos. Al parecer, la nueva madre y el abogado pensaban que lo mejor para Wuornos era la pena de muerte porque así se reunía con Dios y, de paso, le proporcionaba un final a la película. La ejecutaron en octubre de 2002, tras ser condenada a seis penas de muerte por asesinato. Los libros, los dos documentales y la película basada en su vida: "Monster" han debido llenar los bolsillos de los que la rodearon.

Dorothea es un personaje fascinante. Entre 1988 y 1989 se dedicó a acoger a mendigos, alcohólicos y ancianos desamparados en su casa de Sacramento.
Dorothea Puente
Dorothea Puente era, por entonces, una viuda encantadora, de 61 años, a la que aparentemente sólo le preocupaban dos cosas: su jardín y ayudar a los desvalidos. Cobraba unos precios baratísimos por alquilar una habitación en su casa y hasta los servicios sociales le mandaban a la gente con problemas. Inexplicablemente los huéspedes desaparecían a los pocos días y no se les volvía a ver. Una trabajadora de los servicios sociales insistente se puso en contacto con la policía por la desaparición de un alcohólico y de paso les contó lo mal que olía la vivienda. Los agentes encontraron siete cadáveres en el jardín. Dorothea les convenció para que la dejaran ir a un motel, aduciendo que le iba a dar un ataque al corazón si seguía viendo los destrozos de su jardín, éstos accedieron y la ancianita huyó. Estuvo una semana en busca y captura hasta que la detuvieron en Los Angeles. El fin de Dorothea era quedarse con los cheques de la seguridad social de sus clientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario