lunes, 30 de abril de 2012

La "Chicago Argentina"


Cuando Rosario era la Chicago argentina 

En la década del 30, la ciudad de Rosario se  un apodo dentro de las crónicas policiales: la Chicago argentina. Las andanzas de dos italianos, Juan Galiffi -conocido como Chicho Grande- y su rival Francisco Morrone -Chicho Chico-, generaron el cambio de nombre. Galiffi era señalado como el jefe de una asociación mafiosa llamada la Honorable Sociedad. Su brazo derecho era Morrone, quien lo traicionó para convertirse en su enemigo. A los dos se los acusaba de asesinatos, estafas y secuestros. Chicho Grande fue detenido en 1933 y deportado a Italia, pero nunca se le probó ningún delito. En esa época desapareció Chicho Chico. Su cuerpo lo encontraron enterrado en Ituzaingó en 1938: lo habían estrangulado con un cable. 

Vieja fotografia de la Chicago argentina






El hombre que armó "la Chicago argentina" 

Lo acusaron de ser "el Al Capone argentino". Fue el alma mater de la mafia de Rosario de los años 30. Dijeron que era estafador y asesino, que ordenaba secuestros, que manejaba las apuestas de carreras de caballos y que vendía protección. Jamás le probaron nada. Y él, don Juan Galiffi, siempre juró ser un santo. 
Apodado "Chicho Grande", este siciliano llegó a la Argentina, con 18 años, en 1910. Y se radicó en Gálvez, Santa Fe. Allí tuvo un vertiginoso ascenso: de empleado fabril pasó a ser dueño de una peluquería, de una cantina y de una carpintería. Compró casas y viñedos en Mendoza y San Juan y caballos de carrera. 
Pero dicen que su rol de empresario era una cortina. Galiffi transformó a Rosario en la Chicago argentina. Montó un imperio mafioso asociándose a delincuentes eficaces y desalmados —sus "ahijados"— a quienes delegaba el trabajo sucio. 
Se le atribuyó el secuestro y muerte del estudiante Abel Ayerza y de Silvio Alzogaray, periodista del diario Crítica. 
Pero la aparición del ingeniero argelino Alí Ben Amar el Sharpe marcó un quiebre en la "sociedad". Era, en realidad, un italiano llamado Francisco Morrone (luego apodado "Chicho Chico" ) que quiso disputarle a Galiffi su liderazgo. 
Pero en Rosario sólo podía haber un "capo di tutti capi". En 1933 los ahijados de Galiffi lo ahorcaron. Galiffi se entregó a la Policía. Dijo que era víctima de calumnias. 
Sin pruebas en su contra, fue deportado a Italia en 1933. Allí se ganó la amistad de Benito Mussolini. Murió en el 43, en plena guerra, durante un bombardeo en Milán. No por las bombas. Lo sorprendió un paro cardíaco en su cama. 


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